Pero dejando de lado este detalle sobre la aparición o no del rostro del autor en las portadas, lo que sí podemos destacar es un remember en cuanto al estilo gráfico que se usa en todos los rediseños actuales. El objetivo de sus creadores es el de representar mediante herramientas modernas un resultado "retro" o antiguo, el cual deja constancia de la vejez de la obra escrita que contiene. Como primer ejemplo tomamos los rediseños de Jim Tierney, dónde se puede observar un resultado claramente digitalizado pero con esencia de manualidad. Es decir, a nivel tipográfico hace uso de un lettering basado en la mayúscula romana (letra caligráfica identificativa del mundo clásico), pero claramente ha sido redibujado por ordenador posteriormente. Lo mismo ocurre con las ilustraciones, las cuales parten de dibujos hechos a mano pero han sido definidos con ordenador. Se trata de dibujos bastante simples, con detalles siguiendo el estilo de todo el libro que le dan un toque personal. En algunos casos (como en el "De la Tierra a la Luna")el diseño es claramente inspiración de la técnica del collage, combinando ilustraciones muy detalladas que crean volumen a partir de tramas de grises y negros con otras líneas simples pero muy estilizadas.
Es interesante su tratamiento del color, ya que usa una gama de colores para cada publicación. La elección de éstos ha sido a su vez bastante estudiada, ya que no se tratan de colores cualquiera. Los tonos verdes y azulados que vemos en el libro de 20.000 leguas de viaje submarino son tonos que recuerdan a diseños antiguos, algo descoloridos. Aún así Jim Tierney consigue mantener la fuerza de los colores y crean una composición atractiva y acorde con las portadas de libros actuales. Se encuentra entre lo antiguo y lo moderno, simula vejez con recursos actuales, y lo consigue a la perfección.
Por lo que se refiere al dorso, vemos un uso de tipografía itálica, la cual da un toque romántico a la vez que clásico al diseño.
Finalmente, Jim Tierney ha aportado un plus a sus diseños, creando en cada uno de ellos sobrecubiertas sugerentes y creativas, pero que a su vez encajan perfectamente con las ideas y los conceptos de cada obra. Vemos como en el libro de 20.000 leguas de viaje submarino ha creado una sobrecubierta con un troquel que coincide con la ilustración del mar, con lo que divide el diseño en dos partes, la del título y la de la ilustración de "el mundo submarino". En el segundo caso, con el uso de un papel transparente crea el efecto de descubrir el interior de algo. Al imprimir ciertos elementos en este papel transparente, consigue que el hecho de descubrir la portada remeta al hecho de adentrarse en ella, como en el libro se adentran hacia el centro de la Tierra. En el caso de "La vuelta al mundo en 80 días" el autor vuelve a hacer una metáfora con el diseño de la sobrecubierta, creando un elemento circular giratorio que muestra algunas de las paradas más importantes del viaje que se relata en el libro. Finalmente, el libro "De la Tierra a la Luna" incluye un elemento PopUp que encaja perfectamente con el diseño de collage que comentábamos anteriormente.
El segundo ejemplo es interesante de analizar justo ahora, ya que presenta varias similitudes con los diseños de Jim Tierney. Éstas similitudes se pueden observar en primer lugar en el uso de la tipografía redibujada a partir de la Capital Romana, aunque en este caso no ha sido posteriormente digitalizada sino que se ha usado directamente la copia del original hecho a mano. Lo mismo ocurre con las ilustraciones, otra vez con estos detalles curvilíneos, como los que usa Tierney. Pero aunque la calidad de las ilustraciones no sea tan buena como las del anterior, el hecho de mantener el dibujo a mano en vez de digitalizado le suma un plus al diseño retro, ya que remite más a las técnicas usadas hace un siglo y medio.
Encontramos otros ejemplos de rediseños actuales donde se trata de representar el contenido de una novela antigua a través del estilo gráfico. Vemos pues, como el diseñador del siguiente ejemplo hace uso de una fotografía de un mapa antiguo y de una saturación del color que remete al rastro que deja el paso del tiempo. Aunque este diseño no es tan efectivo como los anteriores, vemos otra coincidencia, en este caso en el uso de la tipografía. El uso de una tipografía inglesa para escribir el título recuerda al recurso que usa Jim Tierney. No funciona tan bien como los anteriores, ya que la tipografía seguramente no es la más adecuada para describir el contenido de la obra, pero sí es mejor ésta tipografía frente la que se usa para escribir el nombre del autor.
Finalmente, en este ejemplo vemos una aproximación mayor que en el caso anterior a las portadas antiguas de Jules Verne. Se trata de un diseño simple, con una tipografía otra vez Capital Romana, con poco uso del color y con ilustraciones bastante expresivas. Este caso puede ser más próximo en cuanto a diseño a los ejemplos antiguos debido a que no hace un uso excesivo del diseño para llamar la atención, sino que trata de comunicar lo esencial respecto al libro que contiene.
Ya en muchos de los casos mostrados anteriormente se pueden observar, a parte de las similitudes y diferencias que presenten entre sí, ciertas tendencias según el origen de sus diseñadores. Mientras que los diseños occidentales intentan aproximarse a lo clásico a través de la tipografía, los diseños orientales usan mucho más el recurso de tratamiento de imágenes.
Vemos como en este diseño hebreo, el hecho de usar este estilo tan minimalista, basado en la macha de color creando efectos de negativo y positivo, le dan un carácter muy retro al diseño global de la portada. No molesta el uso de una tipografía tan moderna, porque está tratada como si fuera parte de la ilustración y esto la convierte en un elemento totalmente integrado en el diseño.
A continuación se muestran una serie de comparaciones entre diseños del este y del oeste que muestran las diferencias comentadas anteriormente.
Israel - Francia
República Checa - Italia
Así pues, podemos comprobar como aunque siempre hay diferencias entre los rediseños de los libros de Jules Verne, encontramos una similitud constante en todos ellos: el objetivo de simular algo antiguo a través de medios modernos. Podemos comprobar como, proviniendo de distintos diseñadores, incluso de distintos países, cada uno usa unos u otros métodos, pero todos ellos llegan a un resultado que cumple lo descrito anteriormente. ¿Cómo, sino, identificaría el lector estos libros frente a otros modernos? Son necesarias estas referencias que encontramos en los rediseños para poder distinguir estas obras clásicas (por su antigüedad de más de 1500 años) pero a la vez modernas (por la perspectiva futurista del autor) de obras modernas en cuanto al tiempo pero clásicas en cuanto a contenido.
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