10 dic 2011

Estilo "Urban" ?


Antes de que empiece a leer este artículo, me gustaría que se tomara cinco minutos viendo un par de vídeos, ambos colgados en la red a lo largo de este año 2011:

Spot Opel Agila



















Good Behaviour


















Bien, ya se habrá dado cuenta de que existen algunas diferencias entre ellos, aunque muestren una actividad similar. El primero es el nuevo spot que Opel ha lanzado para su nuevo modelo Agila, donde el protagonista es un joven encapuchado que pinta un coche con sprays de pintura durante varios episodios. El segundo es una pequeña muestra documental acerca de la manera en que los auto denominados escritores de graffiti ejercen su actividad en la ciudad de Barcelona. Más allá de la diferencia obvia en cuanto al género y el objetivo de cada vídeo (vender en el primero y documentar en el segundo), el espectador entendido en materia de graffiti, diseño y arte contemporáneo descubrirá un corte profundo y transversal entre ambos. Algo que a los ojos de cualquiera podría parecer lo mismo, para mi persona no lo es. La simple y llana expresión de lo que es y ha sido siempre el graffiti en su esencia, contra aquello en lo que se ha convertido para el mundo en que habita. Patrañas para usted, que no es un iniciado en la materia.

 El objetivo de este artículo es arrojar un poco de luz en aquella expresión tan típica que suelen decir usted y sus amigos, o sus familiares y conocidos acerca del graffiti: "Oh, a mí estos que están bien hechos, con dibujos y tal, me parecen estupendos, ¡verdaderas obras de arte! En cambio las firmas éstas sólo hacen que ensuciar las paredes. Estos niñatos…". Ya sea por ignorancia o por desconocimiento, un amor desmesurado por lo recto y ordenado o simplemente porque le han pintado la fachada con un nombre en una caligrafía ininteligible que jamás llegará a entender en spray rojo, es lógico que no le guste o que, por lo menos, no entienda el objetivo ni los motivos de aquellos que escriben graffiti. También es importante que entienda los motivos por los cuales aquellos que han estado o están en el lado opuesto al suyo, que no está familiarizado con todo esto, odian pantomimas del estilo del primer vídeo, donde se degrada algo con más de 40 años de historia como es el graffiti a un mero acto decorativo y anecdótico al servicio de una multinacional.

Orígenes
Puede que este pequeño esquema le ayude a entender un poco la historia de todo este fenómeno.





















El Graffiti surgió, en el modo en que hoy es concebido (por motivos bien obvios no le explicaré la manera en que los romanos grababan sus nombres en paredes), de las manos de chavales de los barrios más pobres de NY (para ver imágenes del contexto donde nos situamos, haga click en el link) a principios de los 70. De manera espontánea, nadie sabe exactamente cómo, muchos adolescentes olvidados por el sistema y aislados en barrios marginales empezaron a robar rotuladores y sprays de pintura para escribir sus nombres y apodos en el mayor número de sitios posible. El objetivo era extremadamente simple: ser el más conocido, el que en más sitios había estado y pintado. Ése era el mejor, el king. Un reto, una competición, un juego. Escribían su nombre. De ahí que se denominaran entre ellos writters (escritores, en inglés). Pronto la cosa empezó a evolucionar. ¿Cómo puedo hacer que mi nombre se vea más que el de mis competidores? Hazlo más grande. Píntalo en varios colores. Ponlo en un sitio donde esté en movimiento, para que más gente lo vea. El Metro pasó a ser su gran objetivo, utilizado por millones de personas al día, recorría la ciudad de punta a punta.

Vagón pintado por Dondi, NY 80s

















A lo largo de toda la década de los 80 el sistema de transporte urbano de la ciudad de Nueva York experimentó algo inaudito. Cada día amanecían vagones con letras pintadas muy grandes y a todo color, perpetradas la noche anterior en varias cocheras de la ciudad, donde dormían los trenes. Acompañan muchas veces a las letras dibujos de personajes populares copiados o inspirados en el mundo del cómic o la televisón. Es en esta época donde la población, digamos, general, empieza a darse cuenta del fenómeno. Imagine que a mediados de los ochenta es usted el encargado de una cafetería en el centro de Manhattan pero vive en Brooklyn, y va a trabajar cada mañana en el metro. Tenía un 90% de posibilidades de viajar en un vagón parecido a éstos. 

Foto de Martha Cooper. Subway Art, 1984. NY

















Afectaba su vida cotidiana de manera directa. Es lógico, pues, que tanto los periódicos como la televisión hablasen de ello. Aparecen los primeros documentos que son referencias directas al tema. Des de artículos en el NewYork Timey libros como el del señor Craig Castleman "Getting Up" (1984) (donde varios escritores del momento dan su opinión sobre el fenómeno y su actitud enfrente a éste) y el de Martha Cooper y Henry Chalfant "Subway Art" (1984) a documentales como "Style Wars" (Tony Silver, Henry Chalfant, 1983) o películas como "Wild Style" (1982) y "Beat Street" (1984). Es precisamente gracias a todo este material documental escrito y videográfico que el fenómeno podrá exportarse a todas las grandes urbes (occidentales primero, mucho más tarde las demás) del planeta durante la siguiente década. Cabe remarcar que durante esta época el fenómeno graffiti se había ido asociando con otra expresión surgida de las entrañas del ghetto neoyorquino: el Hip-Hop, cuyos cuatro elementos base son el MCing, el Breakdance, el DJing y el Graffiti. Otro hecho importante que debe tener en cuenta es que todo lo retratado en esos libros y películas es lo que ha permitido que aquel espíritu con el que nació el graffiti perviva todavía hoy. Nada de eso se ha perdido, al contrario, gracias a Internet sigue expandiéndose y ocupando un rincón en las mentes enfermizas de miles de personas en todo el globo.

Expansión
Mientras en NY un alcalde muy decidido a erradicar lo que ya era concebido por la ciudadanía como un grave problema, convirtiendo en fortalezas impenetrables todas las cocheras de la ciudad mediante alambradas y perros asesinos y creaba la primera Vandal Squad de la historia, en el resto del mundo los libros y sobretodo las películas ejercieron una tremenda impresión en la juventud del momento. Todo el movimiento increíblemente expansivo ligado a la cultura Hip Hop empieza a hacerse notar. En Europa se vive una verdadera revolución cultural sumergida. Aunque no está presente en los medios, lo está, y mucho, en la calle. Rap en casas okupas, graffiti en la calle y en los trenes y breakdance en los andenes del metro. Durante los años 90 la mayoría de las capitales europeas vive en la que los escritores más veteranos recuerdan como la mejor época. España no es una excepción. Gabriela Berti nos describe aquella época en un libro (Pioneros del Graffiti en España) que recoge las impresiones de los primeros españoles que decidieron bajar a los túneles del metro en Barcelona y Madrid y pintar sus nombres del mismo modo en que lo habían hecho diez años antes chavales de su misma edad en NY.
Poca gente conocía el origen de aquellas pintadas, las autoridades no consideraban los trenes pintados un problema y era tremendamente fácil rellenar vagones con colores. El graffiti empezará a evolucionar de muchas maneras y a tomar muchos caminos distintos a finales de los 90 en toda Europa y Estados Unidos, y llegará a América Latina.

Evolución
La evolución (en parte lógica) formal que sufre el graffiti más puro e inicial es protagonista durante estos últimos diez años. Muchos artistas vuelven a utilizar la calle como soporte para sus obras. Antiguos escritores de graffiti se convierten en muralistas o empiezan a pintar en lienzos y a exponer en galerías y museos (¡hasta en la Tate Modern de Londres!). Todo se mezcla, todo se confunde. El gran cajón de sastre al que muchos llaman Street Art incluye desde artistas con mensaje crítico y político como Banksy a otros que utilizan la calle como mero soporte para animaciones frame a frame como Blu, muralistas como Os Gemeos, entes como Obey o Kaws que utilizan pósters o pegatinas que pegan en la calle o hasta el colectivo Space Invaders, que realiza mosaicos con dibujos del popular videojuego de los ochenta en la vía pública. Todo vale, mientras sea en la calle.

Animación de Blu:

















Es aquí es donde se crea la profunda brecha de la que le hablaba. Éste es el momento en que el graffiti original se degrada. El momento en que todo lo que está en la calle pasa a denominarse graffiti, aunque no lo sea. La ignorancia y el desconocimiento de los medios y de la persona de a pie, entre las que se encuentra usted, propician que todo lo que esté hecho en spray o esté pintado en la calle sea llamado por el mismo nombre, aunque no lo sea. Es como si, de repente, todas las salsas que lleven huevo en su receta pasaran a llamarse mayonesa, sólo porque ésta es una salsa anterior. La cosa no queda ahí. El atractivo que tienen los murales coloristas o las ilustraciones que van llenando los rincones de las ciudades son, en general, vistas con buenos ojos por la ciudadanía. "¡Comparado con esas firmas horrorosas y esas letras incomprensibles no me extraña!" pensará. Aún así, muchos "artistas de la calle" siguen utilizando herramientas, técnicas y recursos visuales que ya utilizaba el graffiti antes. Este artículo tampoco es una tesis sobre el uso lícito o no del término graffiti, pero es mejor tener los conceptos claros.

El problema real empieza cuando llega un momento en que pintar con spray se acaba convirtiendo, para la masa, en algo transgresor (aunque dentro de lo moralmente aceptado), joven, alternativo y urbano. ¿Joven? ¿Urbano? ¡Menudos conceptos! Apuesto a que sabe a quién le encantan. Exacto, a cualquier marca lo suficientemente grande como para costearse una campaña de publicidad a lo grande. A caballo entre lo prohibido y lo cautivador y visualmente atractivo, son muchas las agencias de publicidad y grafistas (algunos de ellos incluso antiguos escritores de graffiti) que producen campañas con ese toque street o urban que tanto encandila a sus clientes. Se pueden encontrar cientos de paquetes de vectores que ofrecen manchas del mismo tipo que crean los sprays de pintura, o muchas tipografías y logotipos inspirados en los estilos de los tags (firmas) de los escritores.



Cortinilla de presentación del programa Silenci? (Inocuo the Sign, 2006)




Paquete de Vectores de estilo urbano




















Logotipo del Bicing, de marcado carácter grafitero























Así que, básicamente, nos encontramos con un aprovechamiento por parte de grandes empresas de un look o un estilo que proviene del graffiti, pero que no lo es. Y no sólo esto, sino que además lo tergivesan, lo mezclan con todo tipo de referentes también considerados urbanos (el monopatín, un tipo de ropa determinado…) creando una mezcla que muchas veces raya lo ridículo, como en el primer video que hemos visto, o estos dos que siguen.

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Hay veces que incluso copian directamente una técnica o un estilo de un artista en concreto, recuerda la animación de Blu? 



















No se limitan a jugar con la estética, sino que se centran también en la técnica o en el acto de pintar como algo transgresor y atrevido pero cool. Todo vale con tal de que el producto parezca alternativo, urbano, etc. ¡Ha llegado incluso a los más pequeños!

Anuncio Danonino Street

















Algo realmente paradójico, puesto que, en esencia, se trata de algo prohibido.
Ya antes de entrar en el nuevo milenio el graffiti dejó de ser algo nuevo para convertirse en algo problemático para muchos ayuntamientos. Se tomaron cartas en el asunto y se criminalizaron las acciones de los escritores en todas las ciudades europeas. Algunos países como Francia, Reino Unido o Alemania crearon y mantienen todavía hoy unidades policiales específicas. Se persigue a aquellos que pintan vagones con helicópteros y motocicletas todo terreno. Se sigue a sus familias y se pinchan sus comunicaciones. Se les detiene. Se les manda a la cárcel. Tox (popular escritor londinense detenido en 2011) es uno de ellos. Se legisla en su contra. La sociedad toma consciencia (bien por los medios, bien porque ha vivido una experiencia negativa) de que las pintadas en la calle son malas, hay que perseguirlas y, por encima de todo, cuestan dinero al ciudadano, tal y como nos muestran la televisión, los periódicos, la radio…. Algo paradójico si se tiene en cuenta que muchos ayuntamientos promueven, a su vez, eventos relacionados con el graffiti a través de sus centros cívicos y desde la televisión, Internet y la publicidad se está promoviendo (siempre que sean dibujos y no letras). 

Aun siendo así, son todavía muchos los jóvenes (a veces no tan jóvenes) que siguen luchando por un puesto de escritor respetado en la jerarquía de su ciudad, algo que cuesta sudor, sangre y lágrimas a todo aquél que lo intenta, aun cuando no llega a conseguirlo. Problemas con la autoridad policial, familiares, implicación moral, ambientes poco deseables o sitios peligrosos son parte de todas las firmas que ve usted a diario. Puede que no aprecie el deseo que tiene de saciar su ego el escritor en cuestión, o que sus concepto de fama no coincida para nada con el suyo, pero tan sólo espero que mire con otros ojos eso que el mundo considera suciedad y que una parte de la industria ha decidido reconvertir en algo visualmente agradable y vacío de contenido para vendérselo sin que usted se dé cuenta.


Sergi Vilà


1 comentario:

  1. Habría que hacer un referéndum para prohibir la aparición de personajes del estilo de la Srta. Belén Esteban además de los llamados elementos "de carácter urbano" en televisión.
    Si prohibes cualquier tipo de intervención gráfica espontánea en la calle, jódete y no lo uses para promocionarte.

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