Fotografía de la sala Rubbens del museo del Louvre de París.
Por otra parte con la evolución lógica del proceso artístico también hay arte que sale del museo para estar en la calle, el street art, que es creado para estar en lugares públicos y crear reacciones en los viandantes, y que además sea objeto de interacción. Este tipo de arte es la antitesis del arte de museo. Artistas como Banksy han puesto de manifiesto su opinión acerca de esto, haciendo arte callejero y entrando en museos para desafiar las reglas del susodicho espacio: arte-espectador sin interacción.
Fotografía de Banksy colocando un cuadro suyo en el museo de Brooklyn NY.
Fotografía de un visitante del museo de Brooklyn NY mirando uno de los cuadros de Banksy.
Detalle del cuadro de Banksy.
Así que con estos dos grandes grupos queda el panorama bastante ubicado, pero hay otra corriente que relaciona dos cosas aparentemente tan distanciadas como el arte y los productos de consumo. Aunque cabe decir que no es una nueva corriente, si que se ha incrementado en los últimos tiempos.
Andy Warhol hizo aproximaciones entre estos dos terrenos en pintar o serigrafiar productos como la coca cola o las sopas Campbell convirtiéndolos en iconos. Como gran componente del arte pop, Warhol tenia una mirada irónica que se reflejaba en sus pinturas que iconizaban a personajes de la cultura popular o el panorama social. Así que en hacer-lo en productos de consumo, creó una gran expectación respecto a productos que la sociedad habitualmente ya consumía i que podía encontrar sin problemas en el supermercado. Solo que ahora eran productos deseados tanto por el producto en si, como el por envolvente.
Cuadro de sopa Campbell de Andy Warhol.
Este paso es muy importante en el tema que nos ocupa, El arte en el supermercado. El mundo de la iconografía, forma parte de la cultura popular i por tanto de la vida cotidiana de las personas.
Cuadro de Coca Cola de Andy Warhol.
Hacer de los productos de consumo, objetos icónicos y de deseo, es por parte del fabricante una estrategia muy inteligente ya que crea una nueva sensación o necesidad en el consumidor. Es decir, en cuanto al producto, ya no es lo más importante sino que se añade la belleza o singularidad del envase o packaging a la relevancia de dicho producto en el mercado.
Botella i etiqueta de vino 4kilos 2006, de 4kilos vinícola. Dibujo de Marcel Dzama.
El artista Marcel Dzama.
Así que con la incrementación de esta tendencia cada vez hay más productos con un aspecto alejado al del producto inicial.Artistas de renombre internacional colaboran con empresas de distintos sectores. El caso del vino es muy claro ya que estas colaboraciones se han extendido mucho, y lo que en un principio solo hacían unos pocos, cada vez lo hacen más.
Botella i etiqueta de vino 12volts 2009, de 4kilos vinícola. Dibujo de Gary Baseman.
El artista Gary Baseman.
Esta colaboración beneficia a empresa y artista. A la empresa porque dota de valores filantropicos al producto y al artista porque lo promociona en ambitos distintos a los preestablecidos para el arte.
m_dieguez
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